
En los procesos terapéuticos, el consultante busca entender su problema para reducir el malestar psicológico y recuperar su calidad de vida. A menudo, surge la inquietud sobre herramientas que permitan gestionar lo que ha descrito y, en muchos casos, los psicólogos recomiendan la escritura terapéutica en el acompañamiento psicológico como un ejercicio que ayuda durante y entre sesiones.
En mis primeras sesiones comparo el proceso terapéutico con la preparación de un atleta. No basta con entrenar en el gimnasio o en la pista; el atleta debe repetir movimientos, cronometrar y ajustar su desempeño constantemente. De la misma manera, un proceso terapéutico que se limite solo a lo hablado en consulta no puede garantizar cambios profundos.
En terapia, he conocido a quienes escriben, a los que se resisten y a los indecisos. Escribir después de hablar puede ayudar a reducir el malestar psicológico, pero si no hay seguimiento, este vuelve. Esperar hasta la siguiente sesión para procesar lo vivido es insuficiente. Tras hablar un par de veces sin más acción, la terapia puede estancarse. Es aquí donde la escritura se vuelve clave: permite sentir que se está haciendo algo activo para el cambio.
La mayor ventaja de escribir en terapia es dedicarse un momento a sí mismo, dejando de lado otras preocupaciones. Sin embargo, esto también puede ser un obstáculo. Muchas personas evitan el ejercicio por razones emocionales o de personalidad, cuestionan su utilidad o postergan el intento. Finalmente, llegan a la siguiente consulta con un “no escribí nada”, dejando en pausa un proceso que podría haber avanzado.

El lenguaje, la escritura y la terapia
En los procesos terapéuticos, el consultante busca entender el problema que atraviesa para reducir el malestar psicológico que siente y recuperar su calidad de vida. Casi siempre, surge la inquietud del consultante sobre herramientas que permitan operar las situaciones que ha descrito y, casi siempre, los psicólogos suelen recomendar la escritura como un ejercicio terapéutico que ayuda durante y entre las sesiones. Beneficios de la escritura terapéutica incluyen una mayor claridad emocional, la reducción del estrés y la posibilidad de procesar experiencias difíciles de manera estructurada.
Entonces ¿por qué poner estas palabras por escrito? Porque organizan, porque dan perspectiva, porque se pueden reacomodar, borrar, quitar, poner. Volviendo a los atletas, los hay quienes son rápidos, los que son cerebrales, los que son líderes o los que trabajan para el colectivo y en función de esa categorización, diseñan sus rutinas de entrenamiento, su alimentación y sus espacios de descanso. En este sentido, los consultantes podrían tomar mayor control sobre su proceso en la medida en la que escriban y coadyuvarían al terapeuta en el diseño y ejecución del tratamiento.
Mucho se habla sobre la escritura terapéutica en el acompañamiento psicológico, particularmente desde las investigaciones que el psicólogo social estadounidense James W. Pennebacker empezó en 1986 y que lo llevaron a concluir que la escritura expresiva, como la llamó en su momento, puede mejorar el funcionamiento del sistema inmunológico. A esta conclusión llegó luego de investigar con pacientes con diversas condiciones físicas de salud como asma, migraña y cáncer, entre otros, pero también deja en claro que la escritura no cura el cáncer, sino que mejora algunos aspectos de la enfermedad y de cómo se vive con ella. Pennebacker resume sus hallazgos sobre la escritura expresiva diciendo que lo propiamente terapéutico es la traducción de la experiencia emocional en lenguaje.
La escritura terapéutica es una herramienta más no el proceso
La escritura terapéutica en el acompañamiento psicológico debe responder a las necesidades del consultante, ayudar a cumplir los objetivos terapéuticos y suele servir de puente entre las sesiones para que el proceso se perciba más fluido. Es así como puede sugerirse para facilitar la expresión de emociones, ayudar al autoconocimiento y la búsqueda de sentido vital y crear puntos de referencia a lo largo del tratamiento.
En las terapias cognitivo conductuales la escritura es utilizada para elaborar autorregistros de comportamientos, emociones y pensamientos que se revisan a lo largo de las sesiones, aunque también se sugieren la escritura libre, de cartas, ocasional o sistemática a modo de diarios de autoexploración, todo esto con objetivos terapéuticos. Por otro lado, la publicación de libros de autoayuda y crecimiento personal, han puesto la escritura en un lugar reconocible para el gran público en los últimos años con libros como El Método Bullet Journal de Ryder Carroll o Hábitos Atómicos de James Clear.
una consideración final
La escritura terapéutica en el acompañamiento psicológicoestá allí para que quienes consultan, tal y como los atletas lo hacen, puedan planear y ejecutar mejor su proceso, tomar perspectiva de sus problemas, expresar sus emociones, liberar tensiones psicológicas y dar seguimiento a sus avances. No se requiere de mucho para empezar a escribir y el ejercicio no debe ser valorado por su valor estético o artístico, sino por el rol activo que les entrega a las personas que la practican.
